18 de abril de 2023
EE UU quedó este miércoles noqueada por tres incidentes informáticos, que pusieron de manifiesto la dependencia de la economía del buen funcionamiento de los sistemas tecnológicos. Primero, los aviones de United Airlines no pudieron despegar por un fallo informático, que paralizó unos 3.500 vuelos. Poco después, otra traba tecnológica dejaba al NYSE, la Bolsa de Nueva York, sin cotizar. Todas las operaciones de este parqué quedaron suspendidas durante casi cuatro horas y la decisión de Wall Street de detener la actividad y cancelar todas las órdenes de compra y venta, hizo temer lo peor. Por último, pero casi a la misma hora, el sistema del Wall Street Journal, el periódico económico de referencia en EE UU, se caía.
La coincidencia de los tres hechos forzó al secretario de Interior del Gobierno estadounidense, Jeh Johnson, a salir en rueda de prensa para descartar un ataque ciberterrorista. El propio NYSE aclaró inmediatamente que no era un problema de seguridad y dijo que se trataba de un fallo del sistema informático, que llevó a una caída en cadena de todas las bolsas durante la jornada de ayer.
Lejos de oscuros propósitos de grupos de países lejanos (se llegó a especular sobre un posible ciberataque de Corea del Norte), los fallos informáticos son más comunes de lo que se piensa. Algunos, por la envergadura del coste económico o la relevancia de la compañía afectada son más conocidos que otros. Es el caso de American Airlines, que en abril dejó varios vuelos en tierra tras un fallo en los iPad con los que controlan las maniobras técnicas. Otro ejemplo es el de Knight Capital, una firma de inversión, que en 2012 perdió 500 millones de dólares en media hora en Bolsa después de que sus ordenadores comenzasen a vender o comprar acciones sin control humano. También Amazon se vió afectada ese año por un fallo técnico que privó a sus clientes de sus datos almacenados en la nube.
Un reciente estudio de EMC revela que cada año se acumula 1,7 billones de dólares de pérdidas por los fallos informáticos que dejan a las empresas fuera de servicio. Además, el documento muestra que el problema, pese al avance tecnológico, lejos de mermar va en aumento. Así, en solo dos años se ha quintuplicado la cantidad de datos afectados por estos fallos conocidos como bugs.
Tal es la asiduidad de estos problemas que según dicho estudio cada año se pierde, de media, 25 horas de trabajo por los parones de actividad provocados por los fallos informáticos. Lo imprevisto de estas situaciones hace que un 71% de las empresas consultadas por EMC aseguren que no se sienten seguros de sus habilidades para responder a los accidentes.
Otros estudios aportan incluso el impacto económico por sectores de estos fallos. Network Computing, The Meta Group y Contingency Planning Research apuntan que las empresas de servicios financieros son las que más riesgo corren, pudiendo perder hasta 6,4 millones de dólares por hora. Le siguen las de energía con 2,8 millones. Las empresas de telecomunicaciones, 2 millones; las manufactureras, 1,6 millones, el retail 1,1 millones, el sector salud 636.000 dólares y el sector media, 90.000. Estas cifras evidencian el fuerte impacto que ha podido tener el fallo en el NYSE.
Los acontecimientos de ayer muestran claramente por qué las empresas necesitan disponer de una visión completa de toda la cadena de distribución de sus aplicaciones y sistemas informáticos. “No garantizar el rendimiento digital significa la exposición al caos, con las consecuencias de la paralización de todas las actividades de cualquier actividad de las empresas”, indicó David Jones, experto en rendimiento digital de Dynatrace. “En industrias donde unos pocos segundos de retraso pueden suponer pérdidas millonarias, solo existe una opción para las organizaciones, la de ser capaces de identificar y aislar la causa de los problemas de rendimiento en tiempo real”, insistió.
Fuentes consultadas del sector tecnológicó destacan “lo extraño” que resulta que se hayan producido tres casos de fallos informáticos en tres empresas de EEUU tan relevantes y casi de forma simultánea. “También sorprende que con la inversión que supuestamente hacen estas organizaciones por su relevancia, y la madurez de la oferta de sistemas y servicios de contingencia que ofrecemos los proveedores de estos servicios, se haya tardado hasta cuatro horas en subsanar el fallo en el NYSE”.
En España, según recuerdan los expertos de la industria TIC hay sectores como el de los seguros que tienen regulado los mecanismos de contingencia. «Me extraña que en EE UU un servicio como el de la Bolsa no tenga algo similar», dicen, al tiempo que recuerdan que hay empresas que dada la criticidad de su actividad llegado el caso podrían trasladar a sus empleados hasta el centro de datos de su proveedor de servicios y continuar desde ahí su actividad.
Con este contexto de fondo, las fuentes consultadas recomiendan a cualquier organización valorar sus planes actuales de contingencia (sistemas informáticos y de comunicaciones replicados) y revisar la estabilidad de su tecnología y su entorno, teniendo en cuenta la seguridad, ahora que crece también el número de ciberataques. “Nadie está exento de tener un problema por mucho que invierta en todo esto, porque también está el factor humano y muchas veces salta el problema por una acumulación de fallos, pero lo cierto es que muchas entidades han reducido su inversión en TI en los últimos años como consecuencia de la crisis y se nota”. Con todo, aseguran, de estos casos también se puede aprender. “Hay que investigar bien las causas para que no vuelva a ocurrir”.
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