18 de abril de 2023
Como ya se ha indicado en otras ocasiones, si algo caracteriza a la red de Internet es la cantidad de información que se comparte de forma constante. Y en esos intercambios figuran por distintas razones datos de nuestra vida privada, que van a quedar expuestos al conocimiento de personas de las que no conocemos su intencionalidad. Esto puede conducir a serios perjuicios para nosotros o para nuestros familiares y amistades, lo cual nos exige tomar una serie de precauciones para minimizar los riesgos.
En el manejo de aplicaciones y programas, naturalmente lo primero es su instalación y la aceptación de sus condiciones; en este sentido hemos caído en una especie de “rutina” y de manera casi automática facilitamos nuestros datos personales incluyendo la indispensable cuenta de correo y sobre todo marcando la casilla “Acepto las condiciones” cuando rara vez se han leído. Generalmente ya casi todo se realiza a través del móvil y las correspondientes APP, en la que con bastante frecuencia es necesario dar una serie de permisos (a veces una larga lista…) para que la aplicación tenga acceso a diferentes zonas como lista de contactos, galería, micrófono, ubicación, etc. todo ello presuntamente para ofrecernos el “mejor servicio”.
A estas alturas ya sabemos que dicho “servicio” va a consistir de manera más o menos directa en vendernos algo, ya sea a través de la propia aplicación (por ejemplo, encaminándote a la versión pro ya que la gratuita es muy limitada y suele estar plagada de publicidad) o bien facilitando nuestros datos a otras empresas de su grupo con el fin de ofrecernos productos y/o servicios de acuerdo con nuestras preferencias personales.
Pero aparte de lo que nos solicitan y, por si fuera poco, las aplicaciones de mayor difusión y utilización (tipo Facebook, Twitter, Instagram…) se basan en el intercambio de información relacionada con nuestra vida privada, básicamente fotos, vídeos, comentarios y opiniones. Es en este punto donde ha de ponerse mucha atención a lo que se “sube” a las redes, pues, aunque sea realizado de forma legal y voluntaria esa información en muchos casos queda ya fuera de nuestro control y expuesta a desconocidos, lo que puede tener consecuencias no deseadas.
Otro aspecto importante es la cantidad de información, pues como es sabido, los excesos nunca son buenos; para designar este comportamiento y el riesgo que conlleva se utiliza el término oversharing (algo así como “compartiendo demasiado”). Esto tiene una relevancia especial cuando se trata de menores, donde se debería restringir al máximo la difusión de fotos y vídeos, para evitar problemas de especial gravedad.
El enorme crecimiento que día a día experimentan las comunicaciones por internet principalmente debido a las redes sociales y también a las operaciones comerciales ha llevado a las autoridades a regular la forma en que deben tratarse los datos de carácter privado, para que su uso sea correcto y se eviten las acciones fraudulentas. Así a nivel europeo, las directrices se han marcado por el Reglamento 2016/679 del Parlamento europeo y del Consejo con fecha 27 de abril de 2016 (Reglamento general de protección de datos); en nuestro país disponemos de la Ley orgánica 3/2018 de 5 de diciembre sobre Protección de datos personales. Esto, naturalmente ofrece una sensación de “tranquilidad y seguridad” puesto que la mayor parte de usuarios harán un buen uso de la información de la que disponen y limitándose a la finalidad con la que la hemos facilitado.
Aún con esto, es inevitable que personas o entidades malintencionadas, cuando se apoderan de datos privados hagan un mal uso de estos, llegando a realizar estafas, suplantación de identidad… en definitiva a provocar daños a las personas.
Desde Tecnoperitaciones, contamos con personal técnico especializado para ofrecerle el asesoramiento que necesite y también los trabajos adecuados para esclarecer los posible hechos fraudulentos o delictivos en la utilización de datos personales.
© TecnoPeritaciones 2024 - Aviso Legal - Política de Privacidad