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Peritos Informáticos y “fake news”

  • 14 de junio de 2019

A lo largo de la historia se ha podido constatar entre los humanos la disposición para comunicar con un gran interés a sus semejantes todo tipo de acontecimientos novedosos; además, cuando lo que se transmite presenta un lado oscuro, intrigante o tiene un carácter morboso, la maquinaria de difusión funciona aún con mayor rapidez. Pero hay que tener cuidado con la difusión de noticias falsas, tambien llamadas Fake News, y como nos pueden ayudar los peritos informáticos.

Ocurre con frecuencia, que la noticia transmitida aun partiendo de un hecho real, se va “cargando” de modificaciones más o menos intencionadas que alteran de forma importante su sentido original; esto puede afectar (y casi siempre es negativamente) a la persona, empresa o grupo social implicados en el acontecimiento.

Y todavía queda un paso más. En este caso se trata de propagar de forma claramente intencionada algo que carece de base real contrastada o bien que se asienta en simples rumores y especulaciones; es lo que conocemos vulgarmente como “levantar un chisme o propagar un bulo”. Estas acciones llevan consigo una degradación del honor de la persona o grupo social afectados y en consecuencia, les ocasionan perjuicios de difícil reparación.

Ahora podemos preguntarnos ¿qué es lo que ha cambiado entonces con el tiempo en la propagación de hechos de dudosa veracidad e incluso abiertamente falsos?

La respuesta más sencilla puede ser:

  1. La forma en que se propagan. En el pasado ha predominado la transmisión oral  que con un foco de origen reducido  poco a poco se va extendiendo; en la actualidad, mediante el conocido mecanismo de las “redes sociales” cualquier comentario (escrito o audiovisual) llega a un gran número de destinatarios.
  • El alcance que tienen y la rapidez en su difusión.  Por su propia naturaleza, la transmisión oral requiere una interacción en círculos reducidos y localizados que se van ampliando con el paso del tiempo; en la actualidad, en unos instantes la noticia que se difunde va a ser conocida por un gran número de personas ubicadas en diversas zonas del planeta.

Tras estas consideraciones vamos a centrarnos en la difusión de noticias falsas o en su expresión más al uso “fake news”.  Lo esencial de este tipo de noticias es que persiguen de forma intencionada y a través de distintos medios, transmitir una información “amañada” de la realidad,  para favorecer los intereses de determinadas personas o grupos, provocando así una verdadera desinformación en la población. Como problema añadido es conocido el hecho de  que la información falsa se extiende con mayor rapidez y entre más gente que cuando se trata de información verdadera.

Aunque no sean los únicos desencadenantes, detrás de las noticias falsas suele haber un móvil económico (para de una u otra forma ganar dinero) o bien un móvil ideológico (controlar el pensamiento social e influir en la opinión pública) y también podría darse una mezcla de ambos e incluso de intereses más complejos de identificar.

Otro factor a tener en cuenta es la inmediatez en las comunicaciones. Antes de la llegada de Internet y las RRSS, los canales de información tenían una estructura organizada para buscar, analizar y contrastar los hechos previamente a su difusión; en la actualidad, cualquiera de nosotros con una cuenta (Facebook, Twitter, WhatsApp…) estamos en disposición de lanzar información sin ningún requisito previo.

Como resultado, se está produciendo una avalancha de información y una carrera por “suministrar noticias en tiempo real”  que produzcan un gran impacto social, lo que lleva a perder rigor informativo y a la aparición de noticias poco contrastadas o directamente falsas.

Una vez establecido el perjuicio que para las personas o la sociedad produce la difusión de las “fake news”, llega el momento de preguntarse ¿qué medidas se pueden adoptar y quién debe tomarlas? La respuesta es compleja, como lo es la intencionalidad y el perjuicio real que produce la falsa noticia difundida.  El honor de la persona o de la entidad puede verse afectada en distinta forma y así desde una falta leve, que puede corregirse con una rectificación en la noticia, podemos llegar a una injuria grave lo que supone un delito y su correspondiente pena.

Las autoridades policiales deben implicarse en la vigilancia y en la persecución de este problema de ciberseguridad. Por su parte, existen entidades  cuyo objetivo es detectar las falsas noticias y a su vez establecer una serie de recomendaciones a los usuarios para aprender a reconocerlas y combatirlas.

Por lo tanto, a nosotros nos corresponde, dentro de nuestras posibilidades, atajar la difusión de este tipo de noticias y en su caso, proceder a denunciarlas ante organismos competentes o autoridad que corresponda. Y desde luego, un buen mecanismo de prevención sería seleccionar fuentes solventes de información, para evitar este tipo de noticias.

Desde TecnoPeritaciones, podemos aportar la asesoría técnica correspondiente por parte de profesionales en el sector para apoyar las demandas legales que puedan presentarse y cuyo origen esté en la difusión de las noticias falsas o “fake news”.

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